El psicólogo estadounidense Gordon Allport planteó la existencia de unas estructuras psicológicas llamadas rasgos. Dichos rasgos pueden ser centrales o secundarios y su función es decantar los estímulos de tal forma que puedan ser asimilados de forma semejante en diferentes situaciones.
Este sistema de respuesta hace que los individuos puedan adaptarse mejor
al entorno y tiene una influencia esencial en los procesos de autopercepción y
autoestima de las personas.
Por otro lado, para Allport todos los individuos están orientados al cumplimiento
de objetivos vitales, por tanto, son seres activos con participación plena en
su proceso de desarrollo personal. Todos sus planteamientos estuvieron
enmarcados en su teoría ideográfica de la personalidad.
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